19 de julio de 2015

Sorpresa

Desde que te fuiste no para de llover. Y es que nunca en la puta vida llovió tanto como en estos días. La casa se llenó de hongos, todo es verde esperanza y miles de polillitas revolotean sobre nuestra cama pero tú no estás aquí.
La ropa no se seca, ya no tengo que ponerme y me puse tu culote. Ajusta un poco pero no está mal, tal vez podríamos ahorrar un poco si compartimos mis boxers y tus culotes.  
Busco tu perfume en la cama pero el colchón es pura humedad. Enciendo tus sahumerios, aunque no huelen igual si no son tus manos que los encienden. Me estoy volviendo loco.
Hoy no dormí, me entretuve recordándote y te planché las 52 remeritas iguales que te  compraste en la salada. 51 porque la última se me quemó, perdón. También se quemó tu notebook, perdón. Es que la dejé cerca de la plancha mientras veía en el ropero todo el espacio que ocupas en mi vida.
Tu ausencia me está destrozando el estómago. El culo se me llenó de harina y casi no voy de cuerpo. Tuve que ir a los chinos a comprar lácteos, ahora cago muy bien.
Desde que no estás, el tiempo es una agonía, y es que no hago otra cosa que pensar dónde dejaste los papeles del auto. Hoy casi me da un infarto con la caminera, culpa de esos conitos de mierda casi levanté un policía. Tuve que darme a la fuga porque me iban picotear con los conitos. Todavía estoy un poco perseguido, por eso voy al negocio en bondi. 
Los cachorritos son adorables y crecen con envión. Me mantienen activo las 24 hs, sigo sin dormir, no se cansan nunca los hijos puta, y eso que ya no quedan más plantas para que jueguen. Por cierto, lamento mucho lo de tus violetas, los cachorritos las secaron. Me hubiera gustado esperarte para que juntos les pusiéramos nombres, pero tuve que bautizarlos de urgencia porque se escaparon un montón de veces y los vecinos no me los querían devolver porque no sabía cómo se llamaban. Al gordito culón le puse Yaco Botero, porque es el que más se parece a mí. A la que se parece a vos le puse Linda Khalo. Se parecen a nosotros. Botero se la pasa todo el día durmiendo, se levanta para comer y cagar. En cambio la Linda no para, está todo el día mordiéndole la oreja o la cola, se le tira encima al Yaco hasta que lo convence y lo saca a jugar. Esto me hace extrañarte mucho.   
Ojalá que tu mamá se recupere pronto. Sé que estás semanas han sido muy duras para nosotros, pero para mí peor. Es muy difícil la convivencia cuando no estas. Me haces levantar tarde, salir sin desayunar, me haces comer a cualquier hora y me haces olvidar las llaves, encima, me preguntan por vos, qué cuándo volves, qué si volves y qué mierda les importa, por qué no se meten en sus cosas. La verdad es que no tengo ni idea cuando volves. Dijiste un mes. Pero, cuánto es un mes. Cuánto tiene que faltar para que vuelvas. Ya llovió demasiado y el mes ya se cumplió cuando te dejé en el aeropuerto y todavía falta un mes, todo el tiempo falta un mes que puede terminar mañana o la semana que viene. Entonces me broto y me da caspa. Tengo ansiedad y una fortuna tirada en terapias que no me calman las ganas de vos, entonces apelo a las sorpresas, compré un jabón de esos caros que tanto te gustan y guardo el mejor vino que pude comparar y otras chucherías a tu medida, pero de todos modos desespero, porque nada, excepto vos, me calma las ganas de nosotros.

      


   


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