11 de febrero de 2016

Cortos


 I
Despertó como si no hubiera dormido nada y detestó que fuera de día. Le sangró levemente la nariz como rastro de la noche anterior.  Se limpió en el baño, después cerró todas las ventanas y se sentó en la cocina. Con la vista buscó algo a su alrededor pero no encontró lo que buscaba.  Sintió no estar en ningún lado, sintió frío y sintió asco.
Del montón de colillas que había en el cenicero, eligió una que calculó le quedaban dos o tres pitadas. El gas tomó cuerpo con la colilla que prendió y sus pulmones se ahogaron antes que las llamas fueran a Ella.


II
Buscaba sus palabras en el silencio, nadie sabía que tenía un pacto.  Prefiere morir antes que hablar. Elige matar antes que entregarse. Con la mirada vigilaba el movimiento de los oficiales. Bastará un segundo para resolverlo.
Pateó el escritorio y cayó de espalda sobre su silla, giró, tomó la lesna del piso, se levantó, y la enterró donde calculaba el corazón.  El segundo policía que lo custodiaba le voló la cien.

III
Antes de entrar algo altera mis sentidos. Un puñado de nervios me aprieta en la panza.  Bajo el dintel espero, no pasa nada. Giro la llave y me empujan de atrás. No descifro lo que oigo ni lo que pienso, ni me importa, todo parece tarde. Quisiera correr o despertar. 
Oigo un disparo. Sé que me hirió pero todavía no duele. No me quiero caer, tengo miedo de no levantarme. Me agarro del que tiene el arma y no voy a soltarlo. Él intenta retroceder, yo avanzo. Quiero decir algo pero no tengo aliento, apenas puedo estar de pie, sólo detengo el final.  Él, sigue retrocediendo, algo teme. Piensa disparar de nuevo, matarme de una vez por todas.