12 de enero de 2015

Mi zapatilla blanca

A la comunidad en general le ruego cualquier información sobre el paradero de mi zapatilla blanca. Desapareció antenoche de la puerta de mi casa. Se trata de una zapatilla blanca, izquierda, tipo de fútbol cinco con detalles azules gastados y marca ilegible. La última vez que fue vista estaba en mi pie, llevaba un cordón largo blanco y deteriorado. Tiene aproximadamente tres años de uso y responde al nombre de Zapatilla.

Temo que se la pueda haber llevado Enzo, el perro negro de la esquina que tiene collar con tachas, lo debe haber hecho para marcarme el territorio. Se quiere montar a la Nina que está por entrar en celo. El hijo de puta estuvo toda la noche jodiendo en el jardín, no me dejó dormir, lo saqué a escobazos varias veces y esta mañana mi zapatilla blanca no estaba.

Me aflige pensar que una zapatilla extraña a la otra tanto como yo extraño a las dos juntas.

No es cualquier par de zapatillas, para mí son muy especiales porque son las únicas que tengo.

Hoy tuve que ir a trabajar con una zapatilla en un pie y un zapato en el otro. La situación es delicada porque tengo solo un par de zapatos nuevos de hace cinco años y si me llegan a invitar a un casamiento estoy al horno.  

Cuando compré la perra me dijeron: no compres perra porque traen muchos problemas cuando entran en celo. Tenían razón. Debería haber comprado tres zapatillas en vez de dos y hubiera tenido una para usar re-puesto.

La gente es ridícula, se burlaban porque veían un zapato y una zapatilla caminando juntos, pero más ridículo soy yo porque tuve miedo de que alguien encontrara la zapatilla y huela mi olor a pata. Pensé en olvidarla, abandonar la idea del reencuentro, pero Gloria, la vecina del pelotudo que le pone collar con tachas al perro, me dijo que vio al Enzo con una zapatilla blanca parecida a la mía y ahora todos los vecinos se van a enterar de mi olor a media mojada.

Si alguien ve mi zapatilla le aclaro que no tengo hongos, solo champiñones. Tampoco tengo un mango para recompensa, pero voy a domicilio sin cargo y llevo talco para demostrar la propiedad horizontal y el arco, aunque me griten ceniciento y se reían de mi andar, solo quiero mi zapatilla blanca para salir a caminar con la Nina.