14 de septiembre de 2016

Criollitos

Entraba a la panadería a buscar los criollitos de todos los días. Antes de entrar, pensaba en un chiste para saludar a Mariela pero cuando entré vi una mujer hermosa que tomaba café. Ni la mujer ni la belleza eran del lugar. Era más linda que mi señorita de tercer grado. Tan linda, toda entera, que no pude mirarla  de nuevo. Me daba vergüenza como a los nueve años. Mariela me hizo un chiste que no entendí.  El tiempo que estuve en la panadería se fue como un fósforo. Salí con mis criollitos y vine casi corriendo sin querer ver ninguna cara en el camino para conservar solo la cara de Ella, preguntándome si se habrá dado cuenta de mí.