15 de marzo de 2012

La indiferencia de los próximos.





-¿Qué recuerdo me pregunta? No quiero recordar, estoy muy cansado, me duele la boca y casi no puedo pronunciar una palabra sin agitarme.
-Haga un esfuerzo Sr. Ud. y nosotros necesitamos saber lo que pasó.
-Voy a intentar, pero no me interrumpa, me siento muy frágil y repasar lo que viví me va a quebrar.   

Me acuerdo que era jueves, cerca de las 9 de la mañana. Ingresé por la guardia principal, pasé los controles con normalidad y llegué a la recepción.  Ahí, me registró el oficial de turno, dejé mi credencial, el teléfono y las llaves en la caja,  después pedí que anunciaran al interno González, y el guardia autorizó mi acceso:
          
           -Adelante.
           -Gracias.

CLAK CLAK-  las cerraduras eléctricas abren la puerta -CLAK CLAK- se cierran

            -¿Escuchó alguna vez el sonido de esas cerraduras?
-No quería interrumpirlo Sr.
-Es un sonido seco, álgido, como escuchar un disparo cerca de los oídos, hace eco en los pasillos y en la cabeza.  Dicen los más viejos que ese ruido tan huérfano, por las noches se convierte en el despertador de las pesadillas.  Pero supongo que no vino a interrogarme para saber esto ¿cierto?  Seguro que tampoco le interesa saber a que huele el encierro ¿no? o ¿la libertad humedecida en el olvido?
 –Sr. aunque no venga al caso, igualmente, todo lo que quiera contar me interesa. Continue por favor. 
-Recuerdo los espejitos que espían, los murmullos en el silencio. Recuerdo a los próximos
cerca de la entrada. 
-¿Quiénes son los “próximos”?
-¿Sabe que en la cárcel, se olvidan hasta los nombres de las personas?  Los próximos son los reos de buena conducta, que ya cumplieron la mayor parte de su condena y que van a recuperar la libertad, por eso le dicen así, son los próximos.  Tienen beneficios que otros internos no tienen, como trabajar en mantenimiento, se ocupan de la limpieza, cocinan.  Los próximos, en general, siempre están de buen humor,  saludan a cualquiera que pase cerca de ellos, hacen chistes, preguntan como esta el día afuera y esas cosas.  Pero aquella mañana, hubo algo raro, no saludaron, ni siquiera movieron sus cabezas para ver quien entraba cuando escucharon las cerraduras.
-¿En ese momento no sospechó nada?
-Le dije que no me interrumpa. 
-Disculpe, continúe por favor.
-También es cierto que dentro de las cárceles no hay situaciones normales, así que no le di mayor importancia.  No.  No sospeché nada en ese momento.  Caminé hasta los locutorios.  Los tres estaban vacíos, así que elegí el menos sucio.  Pasaron diez minutos y mi cliente no aparecía, empezaba a aburrirme la espera, había leído todas las leyendas y observado la forma que tienen las manchas de humedad en la pared, hasta que sin querer, noté a través del vidrio que separa el preso de su abogado, que podía ver el puesto de vigilancia más importante del Módulo, y advertí que el oficial no estaba.  Me alarmé al no verlo, sabía que eso no podía suceder.  Ese punto de control no se queda sin guardia, ni se descuida un instante, bajo ningún motivo ni pretexto.  Desde allí, se tiene el dominio y el control de todos los movimientos internos.  Inmediatamente salí del locutorio al pasillo central, quedé perplejo, los próximos no estaban y en el suelo, quedaron desparramadas las escobas partidas por la mitad.  No supe que hacer, no podía reaccionar, no pensaba en nada;  El hedor que trajó una corriente de aire frío me descompusó y tuve la necesidad de orinar.  Escuché las cerraduras eléctricas y pensé que eran agentes del servicio que venían a sacarme de ahí, pero aparecieron ellos, un malón de presos amotinados que corrían hacia mí, gritando, golpeando palos y fierros contra las paredes, corrían en ropa interior otros en cuero, pero todos con el rostro cubierto, desesperados,  y en un abrir y cerrar de ojos, uno de ellos me golpeó de lleno en la mandíbula con algo parecido a un martillo y me tumbó.  Me daban patadas por todas partes otros me pisaban los testículos y la cara; entre dos o más, me arrastraron de los pelos por el suelo del corredor hasta la puerta N° 1 del pabellón, me levantaron y con la corbata me ataron a la reja.  Los escuchaba insultar, los sentía escupirme, se excitaban de verme sufrir y pedían más dolor, los borbotones de sangre no me dejaban abrir un ojo, y el calor me asfixiaba.  Pero hubo instante preciso, donde todo se transformó en silencio, el dolor y el miedo aliviaron por un segundo mi cuerpo, y fue en ese segundo, cuando, entre el montón, vi al que iba a quitarme la vida.  Lo reconocí por sus ojos, en él vi más allá de todo, donde habita el vacío.  Su cuerpo era negro, fibroso, delgado,  sucio tenía la piel llena de cicatrices.  Sacó de la cintura una punta de metal, la exhibía demostrando el poder que tenía ante el resto, levantó su mano, concentró en ella toda su fuerza y la enterró en la puerta del estómago seis veces o más.  El dolor reapareció como una explosión.  Los amotinados seguían gritando como si estuvieran poseídos por el mal. De repente, se volvieron sobre sus pasos, se marcharon a la farmacia de la unidad.  Me dejaron colgado de mi corbata, escuchando el repique de la sangre que goteaba bajo mis pies.
  Mis ojos se cerraban solos, no quería dormir, pero no tenía fuerzas para sostenerlos abiertos.  Cuando pensé que me dormía en la eternidad, una imagen se encendió en mi cabeza como un sueño, brillaba como un ángel.  La imagen se hizo nítida, primero vi los ojos, después su cara completa, me miraba serena, profunda, era mi mujer, y estaba más hermosa que nunca.  Con un suspiro entendí, que por sus ojos amé su ser y que nunca nadie me amó, como ella me ve. Solté una mueca, un intento de sonrisa, de beso, entonces, entendí que todo valió la pena. Después, no hubo más dolor.
No recuerdo cuando desperté ni desde cuando estoy respondiendo sus preguntas, pero sigo muy cansando, me duele todo el cuerpo, si no le molesta, déjeme solo...

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó! El título es muy bueno! Espero seguir leyendo mas cosas de ud, pensalimón.
Saludos

Daniel dijo...

Gracias! Las puertas siempre están abiertas, pase cuando quiera.
Saludos!

Anónimo dijo...

Siga sorprendiendo, cada vez se pone mejor...
Leyendo su texto me siento "próxima", pero todavía no visualizo a qué...
Lola (km cero).-

Malala dijo...

Excelente! Cada vez que te leo,vivo tus historias.Saludos.Malala F.

Daniel dijo...

¡Gracias!

Daniel dijo...

¡Gracias!

Daniel dijo...

¡Gracias!

Anónimo dijo...

excelente relato!!!
la descripcion de los hechos y las diferentes sensaciones del personajes son muy buenas!!
espero mas!, un abrazo

Anónimo dijo...

buenisimo el cuento!!!pobre señor como lo molieron a palos!!la imagen de la mujer como la mas prxima es muy linda.felicitaciones.
espero mas de ud. cariños

Daniel dijo...

Gracias Peréz P por tu buena onda y apoyo constante. Abrazo.

Anónimo dijo...

Me encanta tu redaccion, los detalles y las palabras justas te meten en el relato de una forma muy especial.

Abrazo
CArlitos

Anónimo dijo...

Excelente!!! es muy bueno el relato, como dije antes te lleva tal cual al momento, a la situacion, hasta pude sentir los olores por la descripcion, excelente!!!!! Alexis

Daniel dijo...

Gracias Alexis, viniendo de vos la verdad emociona.