30 de mayo de 2017

Los invitados

Algo de europeo debo tener porque cada vez me caen peor las visitas sorpresas. Ayer tuve invitados que no esperaba. Por lo menos no los esperaba ayer. Cayeron cuando no estaba, así que apenas me avisaron tuve que salir del trabajo como si huyera de la interpol. Andar apurado es algo que me cae como el culo. Encima caen a fin de mes. Otra cosa que me cae como el culo, fin de mes. Seco como tostada de gluten. Abrís la heladera y lo único que ves es la lucecita.

Me cae como el culo tener que limpiar o acomodar mis cosas porque vienen visitas. Encima, Cintia no estaba, así que también tuve que ordenar las cosas de ella.

Laburo de lunes a sábado, eso es otra cosa que me cae como el culo. Laburar y limpiar son dos cosas que me demuestran que no pertenezco a la clase trabajadora sino que me la han impuesto.

Yo admiro a los que pueden cagar con la puerta abierta porque no tienen miedo a los invitados.

Los Ochoa, de al lado de casa, más que europeos deben ser nazis porque dicen que habría que matar a todos los invitados de mierda. También me caen como el culo los Ochoa.

Lo bueno de las visitas sorpresas es que se van rápido. Eso no me cae como el culo. Casi ni los ves. Dos o tres palabras y listo, se fueron.


Al final, lo bueno de tener tantas cosas que me caen como el culo, es que en un toque te olvidas de todo lo que se llevaron los invitados sorpresas.

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