—Hola.
—Hola, ya llegué,
estoy acá en la puerta.
—¿Dónde estás?
—Acá, en la puerta ¿y vos?
—Acá, en Colastiné.
—¿he?
—¿vos dónde estás?
—¿Vos con quién queres hablar?
—Con el veterinario, es que hoy me desperté a las cuatro de
la mañana y tengo un cachorro muy mordido por otro que no es cachorro.
—¡huy! pobrecito... ¿ y está grave?
—¿pero lo podes atender o no?
—pero yo no soy veterinario.
—... (me cago en la reconcha de la lora). Bueno, disculpa,
que tengas un buen día.
—Gracias, felices pascuas , suerte con el cachorrito.
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